
Los desvíos por las obras de la M-30 obligan a cambiar de sitio las casetas para no cortar el paseo Quince de Mayo.
Además, el paseo de la Ermita del Santo estará cerrado en sus dos sentidos.
La sombra de la M-30 es alargada. El último efecto secundario de su remodelación se dejará sentir este año en la pradera de San Isidro, durante las fiestas del patrón de la capital, que empiezan el viernes.
Los feriantes están instalando ya sus casetas en la pradera, como manda la tradición, pero en una zona distinta de la habitual: junto al cementerio de Santa María, en lugar de a ambos lados del paseo Quince de Mayo.
El Ayuntamiento no quiere que el paseo Quince de Mayo quede cortado al tráfico. El motivo de esta innovación es evitar que Quince de Mayo sea cortado al tráfico, para no agravar aún más los problemas de circulación que hay en el suroeste de la capital por las remodelaciones de la M-30 en el Manzanares.
El paseo de la Ermita, cortado
Lo que sí es impepinable es el corte del paseo de la Ermita del Santo en ambos sentidos, en el tramo entre la Vía Carpetana y Quince de Mayo, por el que a diario circulan más de 23.000 vehículos.
Esta restricción, que ya está en marcha y afecta también a la línea 25 de la EMT (Ópera-Casa de Campo), se mantendrá probablemente hasta el domingo día 21, cuando finalizarán las actividades festivas en la pradera.
Hasta entonces, la Vía Carpetana será la ruta alternativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario