28 febrero 2006

Madrid Acompaña: Seguimiento de mayores que viven solos


Programa de alerta, intervención y seguimiento de mayores que viven solos en el municipio de Madrid


El programa de teleasistencia de compañía, alerta, intervención y seguimiento de mayores que viven solos, denominado "Madrid acompaña", pretende ampliar las posibilidades de detectar, valorar y realizar intervenciones iniciales y de seguimiento en situaciones de riesgo social.

La teleasistencia consiste en un dispositivo de alarma que permite la comunicación bidireccional con una unidad receptora, encargada de recibir las llamadas, realizar llamadas de seguimiento, evaluar las emergencias y activar los mecanismos necesarios en cada circunstancia.

Servicios que presta:

  • Dar a conocer y acercar los servicios sociales a las personas mayores que viven solas en el municipio de Madrid.
  • Prevenir riesgos de accidentes, enfermedades o muerte sin asistencia adecuada, de las personas mayores solas en el municipio de Madrid.
  • Proporcionar la atención social más indicada para el mantenimiento de las personas mayores en su medio habitual de convivencia en condiciones de seguridad.

Población a la que va dirigido el servicio:

  • Personas mayores que viven solas.
  • De manera prioritaria, a las personas mayores con edad más avanzada (mayores de 80 años) que viven en el municipio de Madrid.
  • Resto de personas mayores en situación de riesgo en el municipio de Madrid.

Responsable: Servicio de Coordinación Territorial

Información:

- Teléfono: 010
Si llama fuera del municipio de Madrid:
91 540 40 40
91 540 40 10
- En los Centros de Servicios Sociales Municipales del Ayuntamiento de Madrid.

Horario: De 9,00 a 14,00 horas, de lunes a viernes.

.

Torrejón de Ardoz crea un servicio de canguro gratis



Va dirigido, sobre todo, a mujeres solas que trabajen o busquen empleo. El centro abre de lunes a viernes, mañana y tarde, y a el puede acceder cualquier persona que lo solicite.

Asuntos tan concretos como una consulta médica, una entrevista de trabajo o una simple gestión administrativa pueden convertirse en una odisea para mujeres con hijos a cargo.

Consciente de la prácticamente «inexistente» paridad en los hogares madrileños (lo que hace que los hijos sean tarea casi exclusivamente femenina), el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz ha diseñado un servicio pionero de atención para, ante eventualidades imprevistas, ejercer de canguro por horas para las madres que así lo soliciten.

El servicio es gratuito y funciona desde enero de lunes a viernes en el número 1 de la calle Maestro Barbieri, de 9.30 a 13.30 y de 16.00 a 20.00.

Dos educadoras que imparten diversos talleres atienden hasta a 20 niños en edades comprendidas entre los dos y los diez años. Teléfonos de información: 916 783 863 / 916 566 912.

También los fines de semana

La Asociación de Madres Solteras y Familias Monomarentales de Torrejón de Ardoz (Amasol) pretende que el servicio que ha puesto en marcha el Ayuntamiento se extienda a los fines de semana los próximos meses.

Para ello han propuesto gestionar el centro con la participación de sus propios miembros, quienes serían las que se harían cargo del cuidado de los chavales.

De momento no hay requisitos para beneficiarse de este servicio, pero, sobre todo, va dirigido a mujeres solas que trabajen, busquen empleo o estén formándose.



.

27 febrero 2006

Trabajar y ver al niño

Es un derecho del niño crecer al amparo y bajo la responsabilidad de los padres (art. 6 de la Declaración de Derechos del Niño de Naciones Unidas).
La larga jornada laboral anula este derecho a poder desarrollarse con la familia. En España los padres se ven obligados a trabajar fuera, no por gusto, ya que el principal gasto es el alquiler/hipoteca, que se sustenta con un salario. El segundo sueldo es simplemente para sobrevivir. Una solución pasa por modificar la ley laboral y ampliar el derecho a la jornada reducida de uno de los padres hasta los doce años del hijo, en lugar de los seis actuales.
 

Los coles abren el plazo de matriculación el 9 de marzo

El próximo curso se incorporarán a la vida escolar unos 60.000 niños nacidos en 2003. Educación volverá a cotejar con Hacienda la declaración de la renta. Lee aquí cuáles son los baremos y los lugares en los que te puedes informar para matricular a tu hijo.
 

El plazo de admisión en los centros públicos y concertados de la región para el curso 2006-2007 arranca el próximo 9 de marzo, un mes antes de la fecha que Educación fijó el pasado año.

Este año se incorporan a la escuela 1.500 niños más que en 2005
Las plazas para más de 1 millón de alumnos se distribuirán  entre el segundo ciclo de educación infantil (de 3 a 6 años), primaria, secundaria, educación especial y formación profesional. La vida escolar comenzará para casi 60.000 niños nacidos en 2003. El año pasado lo hicieron 58.528.

En esta ocasión, no hay novedades con respecto a la convocatoria anterior. Como el año pasado, Educación cotejará con Hacienda la declaración de la renta de los padres para evitar casos de picaresca.

También será necesario, para justificar la cercanía del niño a la escuela, presentar el certificado de empadronamiento de la unidad familiar.

Los baremos:

  • Proximidad: La cercanía del domicilio o lugar de trabajo de los padres da 4 puntos.
  • Hermanos: Cuatro puntos para el primer hermano matriculado en el centro y 3 para cada uno de los siguientes. 
  • Familia numerosa: Las familias con más de tres hijos tienen 2,5 puntos. Hasta tres hijos, 1,5 puntos.
  • Renta: Iguales o inferiores al salario mínimo interprofesional (540 €), 2 puntos. Superiores, 1 punto.
  • Discapacidad: La discapacidad de algún miembro de la familia, que se deberá acreditar, asigna 1,5 puntos. En casos de enfermedad crónica del sistema digestivo, endocrino o metabólico del alumno, se exige un certificado del especialista.

Plazos:

  • El plazo de matriculación en infantil y primaria es del 15 al 30 de junio y para secundaria, del 3 al 14 de julio.

Claves:

  • Información: Por primera vez, un teléfono gratuito: el 900 22 88 22, que funcionará a partir del 9 de marzo.
  • Solicitudes: Se pueden recoger en los centros o descargarlas desde madrid.org (en pdf).
  • Plazos: La presentación de instancias es hasta el 30 de marzo. El 28 de abril se publica la lista provisional.
  • Más fechas: 3, 4 y 5 de mayo, alegaciones. El 12 se publica la lista definitiva. 

24 febrero 2006

Los ancianos no son un peso, sino un recurso para la Sociedad

Esta es la carta que escribió Juan Pablo II en castellano a José Maria Aznar, en calidad de presidente de la II Asamblea mundial sobre Envejecimiento, bajo la égida de las Naciones Unidas.

Excelentísimo Señor:

Me es grato dirigir a Usted y, por medio suyo, a todos los participantes en la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, un cordial saludo, con los mejores deseos de éxito en sus trabajos.

Veinte años después de la I Asamblea Mundial, celebrada en Viena en 1982, la presente reunión es una meta significativa y sobre todo un impulso hacia el futuro, desde el momento que el envejecimiento de la población mundial será ciertamente uno de los fenómenos más relevantes del siglo XXI.

Durante las dos últimas décadas, la Organización de las Naciones Unidas se ha hecho promotora de numerosas iniciativas orientadas a comprender y solucionar los problemas planteados por el aumento creciente del número de personas que han entrado en la etapa de la ancianidad.

De estas iniciativas, una de las más laudables ha sido el Año internacional de las Personas Ancianas, celebrado en 1999, una ocasión eficaz para volver a llamar la atención de toda la humanidad sobre la necesidad de afrontar responsablemente el desafío de construir «una sociedad para todas las edades».

He expresado mi participación en dicho acontecimiento con una Carta dirigida a los ancianos, de los que me siento cercano no sólo por solicitud pastoral, sino también por compartir personalmente su condición. Por otro lado, el Consejo Pontificio para los Laicos ha publicado un documento titulado «La dignidad del anciano y su misión en la Iglesia y en el mundo». En esta ocasión, la Iglesia católica ha renovado la atención que siempre ha demostrado en favor de esa categoría de personas, promoviendo iniciativas propias y colaborando con las autoridades públicas y la sociedad civil.

Ahora os habéis reunido para una valoración de conjunto de la aplicación del Plan de acción internacional de 1982 y para delinear estrategias para el futuro. Al venir de todas las partes del mundo, dais testimonio de que la cuestión del envejecimiento atañe a la humanidad entera y debe ser afrontada de una manera global y, más en particular, integrada en la compleja problemática del desarrollo.

En efecto, se está produciendo por doquier un cambio profundo de la estructura de la población, que lleva a replantearse los proyectos de sociedad y a discutir de nuevo no sólo su estructura económica, sino también la visión del ciclo vital y las relaciones entre generaciones. Se puede decir que una sociedad se muestra justa en la medida en que responde a las necesidades asistenciales de todos sus miembros y que su grado de civilización se mide por la protección prestada a los miembros más débiles del entramado social.

¿Cómo garantizar la duración de una sociedad que está envejeciendo, consolidando la seguridad social de las personas ancianas y su calidad de vida?

Para responder a esta cuestión es necesario no dejarse guiar principalmente por criterios económicos, sino inspirarse más bien en sólidos principios morales.

Hace falta, en primer lugar, que se considere al anciano en su dignidad de persona, dignidad que no merma con el pasar de los años y el deterioro de la salud física y psíquica. Es evidente que esta consideración positiva sólo puede encontrar terreno fecundo en una cultura capaz de superar los estereotipos sociales, que hacen consistir el valor de la persona en la juventud, la eficiencia, la vitalidad física y la plena salud. La experiencia dice que, cuando falta esta visión positiva, es fácil que se margine al anciano y se le relegue a una soledad comparable a una verdadera muerte social. Y la estima que el anciano tiene de sí mismo, ¿no depende acaso en buena parte de la atención que recibe en la familia y en la sociedad?

Para ser creíble y efectiva, la afirmación de la dignidad de la persona anciana está llamada a manifestarse en políticas orientadas a una distribución equitativa de los recursos, de modo que todos los ciudadanos, y también los ancianos, puedan beneficiarse de ellos.

Se trata de una tarea ardua y que sólo es realizable aplicando el principio de solidaridad, del intercambio entre las generaciones, de ayuda recíproca. Dicha solidaridad ha de llevarse a cabo no sólo en el ámbito de cada nación, sino también entre los pueblos, mediante un compromiso que lleve a tener en cuenta las profundas desigualdades económicas y sociales entre el norte y el sur del planeta. En efecto, la presión de la pobreza puede poner en entredicho muchos principios solidarios, causando víctimas en los sectores más frágiles de la población, entre ellos el de los ancianos.

Una ayuda para la solución de los problemas relacionados con el envejecimiento de la población proviene ciertamente de la inserción efectiva del anciano en el entramado social, utilizando la aportación de experiencia, conocimientos y sabiduría que él puede ofrecer. Los ancianos, en efecto, no deben ser considerados como un peso para la sociedad, sino como un recurso que puede contribuir a su bienestar. No sólo pueden dar testimonio de que hay aspectos de la vida, como los valores humanos y culturales, morales y sociales, que no se miden en términos económicos o funcionales, sino ofrecer también una aportación eficaz en el ámbito laboral y en el de la responsabilidad. Se trata, en fin, no sólo de hacer algo por los ancianos, sino de aceptar también a estas personas como colaboradores responsables, con modalidades que lo hagan realmente posible, como agentes de proyectos compartidos, bien en fase de programación, de diálogo o de actuación.

Hace falta también que tales políticas se complementen con programas formativos destinados a educar a las personas para la ancianidad durante toda su existencia, haciéndolas capaces de adaptarse a los cambios, cada vez más rápidos, en el modo de vida y de trabajo. Una formación centrada no sólo en el hacer, sino, y sobre todo en el ser, atenta a los valores que hacen apreciar la vida en todas sus fases y en la aceptación tanto de las posibilidades como de los limites que tiene la vida.

Aunque se deba considerar la ancianidad de manera positiva y con el propósito de desarrollar todas sus posibilidades, no se han de eludir ni ocultar las dificultades y el final inevitable de la vida humana. Si bien es cierto que, como dice la Biblia, las personas «todavía en la vejez producen fruto» (Sal 92, 15), sigue siendo verdad que la tercera edad es una época de la vida en la que la persona es particularmente vulnerable, víctima de la fragilidad humana. Es muy frecuente que la aparición de enfermedades crónicas reduzca al anciano a la invalidez y recuerde, inevitablemente, el momento del final de la vida. En estos momentos particulares de sufrimiento y dependencia, las personas ancianas no sólo necesitan ser atendidas con los medios que ofrecen la ciencia y la técnica, sino también acompañadas con competencia y amor, para que no se sientan un peso inútil y, lo que es peor, lleguen a desear y solicitar la muerte.

Nuestra civilización tiene que asegurar a los ancianos una asistencia rica en humanidad e impregnada de valores auténticos. A este respecto, pueden tener un papel determinante el desarrollo de la medicina paliativa, la colaboración de los voluntarios, la implicación de las familias – que por ello han de ser ayudadas a afrontar su responsabilidad – y la humanización de las instituciones sociales y sanitarias que acogen a los ancianos. Un amplio campo en el que la Iglesia Católica, en particular, ha ofrecido – y sigue ofreciendo – una contribución relevante y permanente.

Reflexionar sobre la ancianidad significa por tanto tomar en consideración a la persona humana que, desde el nacimiento hasta su ocaso, es don de Dios, imagen y semejanza suya, y esforzarse para que cada momento de su existencia sea vivido con dignidad y plenitud.

Sobre Usted, Señor Presidente, y sobre todos los participantes en II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, invoco la protección del Dios de la vida.

Vaticano, 3 de abril de 2002
IOANNES PAULUS II
[Texto original en castellano]

Planificar la vida: Cómo ocupar el tiempo libre durante la vejez

La vejez equivale ... a un gran tiempo de ocio, supone la posibilidad de dedicarse a las actividades que verdaderamente engrandecen al hombre,

El trabajo es para algunas personas la única actividad que le suscita suficientes intereses, a la vez que constituye lo que de modo casi exclusivo llena su vida. Con la jubilación, o al abandonar el trabajo por otros motivos, se produce un vacío que no se puede llenar de forma improvisada. Es verdaderamente necesario que a lo largo de la vida, cada persona, y según sus propias tendencias, amplíe su círculo de actividades e intereses, de modo que, al llegar a la vejez, pueda ocupar el tiempo tan amplio que en esos momentos tiene a su entera disposición, de modo que no sea una carga que no se sabe como llenar hasta el punto de plantearse «cómo pasar el tiempo», sino una auténtica oportunidad para dedicarse a aquellas actividades que, precisamente por falta de tiempo, no pudo desarrollar más en etapas anteriores de su vida.

Desde esta óptica, resulta fundamental planificar todo este tiempo libre a fin de sacarle el máximo provecho posible. La mayor parte de los ancianos, salvo graves impedimentos físicos, se encuentran en disponibilidad de fortalecer y ampliar progresivamente parcelas fundamentales en todos los campos. Uno importante es la cultura, que no pierde finalidad a esta '' edad, ya que la auténtica cultura está dirigida a completar la; propia. formación, lo que encaja perfectamente si pensamos que el hombre debe tender a perfeccionarse progresivamente a lo largo de toda su existencia. Por otro lado, el desarrollo de actividades intelectuales dificulta el deterioro mental que se puede producir como consecuencia del proceso fisiológico del envejecimiento.

También es éste un buen momento para desarrollar hobbies que se emprendieron en otras épocas de la vida y, sobre todo, para afianzar lazos afectivos con otras personas que, tal vez, se habían descuidado anteriormente por falta de tiempo; incluso, se pueden establecer nuevas amistades que enriquezcan nuestra vida en el terreno social y afectivo. Puede ser una buena época para viajar, para leer, para disfrutar y conocer con mayor profundidad a los grandes maestros de la música, para crear, en cualquier parcela del arte (pintura, dibujo, literatura, etc.) o de la artesanía manual. Frecuentemente, los interesantes conocimientos que los ancianos han acumulado simplemente con la experiencia, se pierden por la falta de decisión o de interés que parecen tener éstos en comunicarlos de forma adecuada, La época en que la vida culmina puede ser la más indicada para transmitir lo mejor de lo que albergamos dentro de nosotros mismos.

Por otro lado, se dispone de suficiente tiempo como para llevar a cabo una investigación o para integrarse en grupos que colaboran en causas humanitarias, en difundir ideales políticos, religiosos, ecológicos, etc. Con una buena planificación del tiempo, se pueden abarcar simultáneamente un buen número de facetas, escogidas en función de los propios intereses y tendencias, a la vez que en relación con los medios y disponibilidades de cada persona, de modo que la vida puede resultar más plena y satisfactoria que en edades anteriores de la vida. El principal obstáculo está muchas veces en tomar una decisión, en informarse, en dar el primer paso. Después, todo es más fácil, como si se crease un círculo vicioso que nos empujase hacia un campo cada vez más rico en actividades.

De este modo, además, se consigue una buena prevención de las dificultades y problemas que puede acarrear la vejez. La vida se llena de intereses, motivaciones de proyección hacia el futuro: de sentido, en definitiva. La vejez equivale así a un gran tiempo de ocio, supone la posibilidad de dedicarse a las actividades que verdaderamente engrandecen al hombre, sin las obligaciones que implica la necesidad de realizar un trabajo remunerado.

Cambios sociales del anciano

... el anciano deja de encontrar sentido a su vida y sólo puede optar por la resignación o por intentar aliviar esta carga, intentando mejorar con los medios que tiene a su disposición los años que aún le quedan de vida.

Uno de los principales problemas de los ancianos es la soledad. Con el envejecimiento se producen una serie de cambios dentro de las relaciones sociales de cada persona que van aflojando o eliminando vínculos afectivos que tal vez se necesitan especialmente durante esta época de la vida.

Poco a poco, los ancianos sufren la pérdida por fallecimiento de su pareja, de otros familiares allegados, de sus amigos e incluso, a veces, de sus propios hijos, con lo que se añade al dolor de la muerte de un ser querido, una progresiva situación de aislamiento afectivo. Además, cada fallecimiento les recuerda, por así decirlo, que pronto pueden ser ellos quienes mueran. Por otro lado, los vínculos con los hijos, ya adultos e independizados en la mayor parte de los casos, se suelen debilitar progresivamente con la edad, de modo que los ven con escasa frecuencia, sintiéndose cuando conviven con ellos como una «carga». En la actualidad no es raro que el anciano se mude frecuentemente desde el hogar de un hijo hasta el de otro, sintiéndose, al transcurrir un poco de tiempo, inútil y desplazado, lo que se suma a la situación de desarraigo que este tipo de situaciones implica. En otros casos se ven prácticamente obligados a alojarse en asilos o residencias geriátricas donde les resulta difícil adaptarse a unas normas que no han seguido a lo largo de toda su vida. Tampoco les resulta fácil a un buen número de ellos establecer nuevas relaciones de cierta profundidad con las personas que conviven a su lado, a pesar de su aislamiento afectivo, ya que no pocos tienen dificultades en el terreno de la integración socioambiental.

Como resultado de todo este tipo de factores de índole social, afectivo y relacional se acumulan situaciones existenciales en las que predominan, con mayor frecuencia que en otras épocas de la' vida, las vivencias de desarraigo y abandono, de falta de expectativas cara al futuro, de soledad, aburrimiento, inutilidad y de frustración afectiva, que pueden conducir a situaciones de intensa desesperanza y de fracaso existencial. En estos casos, el anciano deja de encontrar sentido a su vida y sólo puede optar por la resignación o por intentar aliviar esta carga, intentando mejorar con los medios que tiene a su disposición los años que aún le quedan de vida.

Si consideramos junto a los factores anteriores, la frecuencia de enfermedades corporales, la pérdida progresiva de prestigio, poder social y adquisitivo, la inactividad e incluso la hostilidad de una sociedad cada día más favorable a la eutanasia, se puede comprender perfectamente que los ancianos tiendan a refugiarse en su pasado, ya que en muchos casos es lo único que les queda, pues el presente y el futuro pierden su valor frente a lo que ocurre con los jóvenes.

Es comprensible bajo estos puntos de vista que sean los ancianos las personas entre las que se acumulan mayores índices de depresión y de suicidios. Son muchos los que no desean vivir en esta situación y desean la muerte a la que se anticipan, con mucha más frecuencia que en otras edades, por sus propios medios. No obstante, la vejez puede ser una época de la vida tan feliz como las otras. Todo depende en muchos casos del propio proyecto de vida elaborado y desarrollado con anterioridad, que puede llegar a su culminación durante los últimos años de la vida. Muchas personas que han destacado por su equilibrio emocional y por una actividad gratificante, diversificada e intensa, gozan de suficientes instrumentos como para abordar satisfactoriamente el proceso del envejecimiento, y en especial aquellos que, a lo largo de su vida, han sido capaces de establecer vínculos afectivos suficientemente numerosos y profundos. J. H.

Los parches de nicotina pueden provocar malformaciones congénitas en el bebé

El tabaco es uno de los peores enemigos del embarazo y más de una futura mamá habrá querido dejar de fumar utilizando los parches de nicotina. Una noticia alerta sobre la utilización de los parches, los expertos nos avisan que los parches de nicotina pueden provocar malformaciones congénitas en el bebé.

La lucha está a tres bandas, por una parte el tabaco, por otra el remedio que nos venden y en medio están las ansias de fumar. Los expertos han descubierto después de un estudio realizado a 80.000 mujeres de varios países que es tan perjudicial el remedio como la enfermedad.

El riesgo de las posibles malformaciones se duplica con el uso de los parches de nicotina, este daño al feto, se produce durante las 12 primeras semanas de gestación.

La salud propia es importante, pero más la de tu bebé, por tanto lo mejor si estás embarazada y además quieres dejar de fumar, consulta a tu médico para que te aconseje sobre los productos y la forma de conseguir vencer a este horrible vicio.

Creemos que estos nuevos medicamentos deberían haber sido supervisados mucho antes, han podido ser la causa de algunos problemas en varios bebés. Esto demuestra que cualquier medicamento debe ser siempre sometido a un exhaustivo control para garantizar la salud de quien lo utiliza.

Miedo a las muñecas, Pediofobia


A los adultos nos sorprende, parece mentira pero sucede, hay niños pequeños que sufren pediofobia, es decir, tienen miedo a las muñecas.

En muchas ocasiones los niños se asustan al ver a sus personajes favoritos de la televisión en tamaño real, nos referimos a una persona disfrazada de Mickey Mouse, de Teletubbie, de los Lunnis, incluso le pueden dar miedo los payasos. Se puede considerar normal, si tu hijo, tras verlos en la tele a un tamaño reducido y con cierta distancia, de repente se topa con algo inmensamente grande, más grande que sus papás incluso y se acerca con movimientos de alegría (que él/ella puede considerar bruscos), a hacerle carantoñas…

Su reacción es clara, se pone muy nervioso y a llorar desconsoladamente. Tiene miedo, y vosotros con toda la ilusión, le habíais llevado a ver ese personaje que tanto le gusta, pero se ha convertido en un ser terrible.

Pero en menos situaciones, también sucede que las pequeñas muñecas que están hechas a su medida y para su disfrute, causan pediofobia. Son muñecas normales, pero pueden tener una expresión que le cause pavor con solo verlas (aunque a nosotros nos parezca la muñeca más dulce de la tienda), o esas muñecas que lloran y emiten sonidos que no se esperan, y cuando la oye, se asusta y no quiere volver a tocarla.

¿Qué hacer?. Para empezar, no hay que preocuparse, estos miedos son el reflejo de una ligera inmadurez emocional. No hay que forzar al pequeño a enfrentarse con estos miedos, simplemente dejar pasar el tiempo hará que desaparezcan.

23 febrero 2006

Enfermedad del Alzheimer - Recursos

¿Qué recursos asistenciales existen para nuestro enfermo?

En la actualidad disponemos de una serie de infraestructura asistencial que nos sirve tanto para mejorar el tratamiento como para descarga y apoyo familiar. Aunque esta estructura asistencial no se encuentra generalizada en el territorio nacional, ni a nivel mundial. Debemos tenerla presente a la hora de diseñarla para ponerla en funcionamiento. En cuanto a este diseño utilizamos las puntuaciones del MEC de Lobo en enfermos con nivel de escolarización medio-superior, siendo esta puntuación inferior en otros niveles de formación.

Entre las estructuras asistenciales tenemos:

  • Clínica de memoria: Está indicadas para enfermos en estadíos iniciales que se valen por sí mismos con una puntuación de MEC entre 27 y 22 con nivel de escolarización medio-superior. Su actividad consiste en la rehabilitación de funciones superiores presentes y perdidas, con terapias de adaptación y resocialización. Se puede realizar de forma individual o en grupos no superiores a 5 personas con el terapeuta. Tiene una periodicidad de 1 a 2 por semana y una duración de las sesiones máximo de 2 horas.
  • Centros de día para mínimos cuidados: Esta estructura está indicada para enfermos en estadio leve - moderado con una puntuación de MEC entre 22 y 12 en enfermos con nivel de escolarización medio - superior. Su actividad consiste en la rehabilitación de las funciones superiores presentes y perdidas, con terapias de resocialización. Tiene una periodicidad de 5 días en semana y una duración máxima de 4 horas.
  • Hospital de día: está indicado para enfermos en estadío moderado -grave con una puntuación de MEC entre 12 y 0 con nivel de escolarización medio-superior. Esta estructura asistencial debe estar dividida en al menos tres módulos asistenciales dependiendo del grado de incapacidad psicofísica de los usuarios. Su actividad consiste en la rehabilitación de las funciones superiores presentes y perdidas, rehabilitación física, cuidados en las necesidades básicas de la vida diaria. Tiene una periodicidad de 5 días en semana y una duración máxima de 8 horas día.
  • Servicios de ayuda a domicilio: Estos son ayudas sociales que generalmente dependen de los ayuntamientos, y de algunas asociaciones de familiares de enfermos, que apoyan al familiar en el cuidado del enfermo en su hábitat. Tiene una periodicidad variable de al menos 2 días en semana 2 horas.
  • Residencias: Estas estructura asistencial está indicada en caso de agotamiento familiar, cuando el paciente tenga un nivel cognitivo inferior en el MEC a 10 con agnosia hacia la familia, desorientación TE, o bien trastornos de conducta, que impidan la vida de relación familiar. Existen dos modalidades de ingreso: de forma permanente o esporádica. Y dentro de esta ultima tenemos la variedad de fines de semana y periodos vacacionales.Las procedencias de estos recursos pueden ser muy variadas. Generalmente son públicas, ONG (AFA), o privadas.

Otro de los grandes problemas que tenemos que tener presente es la problemática legal de los pacientes afectos de Síndromes demenciales ya que en el transcurso de esta enfermedad va a impedir a la persona, gobernarse a sí misma, siendo esto causa de incapacitación judicial.

Lo idóneo es que el paciente manifieste sus deseos cuando aún es capaz, nombrando al tutor, al cuidador, mediante poderes notariales a los mismos. Si esto no se ha dado a los familiares más directos, corresponde el promover el procedimiento para llegar a la declaración de incapacidad.


Datos obtenidos de "Portal Alzheimer"


Enfermedad del Alzheimer - El ejercicio

Incorporar el ejercicio dentro de la rutina diaria proporciona beneficios tanto a la persona que padece de la enfermedad de Alzheimer como para quien la atiende. No sólamente puede mejorar la salud, sino que también puede convertirse en una actividad importante que ustedes dos pueden compartir.

  • Piense en la clase de actividad física que ustedes dos disfrutan como caminar, nadar, jugar tenis, bailar o trabajar en el jardín. Determine la hora del día y el lugar dónde podrían practicar mejor ese tipo de actividad.
  • Sea realista con sus expectativas. Comience despacio, quizás simplemente empiece por ejemplo con un paseo corto alrededor del patio, antes de dar una vuelta alrededor de la cuadra.
  • Esté pendiente de cualquier señal de molestia o de esfuerzo excesivo. Hable con el médico de la persona que usted cuida si esto sucede.
  • Permítale a la persona tener independencia tanto como le sea posible, aún cuando los resultados de sus actividades no sean perfectos.
  • Busque los programas de ejercicio disponibles en su área. Los centros para personas mayores regularmente tienen programas de grupo para aquellos a quienes les gusta hacer ejercicio en grupo. Los centros comerciales de su vecindad tienen a menudo clubes para quienes quieren caminar y proporcionan un lugar para hacer ejercicio cuando hace mal tiempo.
  • Anime a la persona a realizar actividades físicas. Pase tiempo afuera cuando el clima lo permita. El ejercicio generalmente ayuda a todo el mundo a dormir mejor.

Enfermedad del Alzheimer - Actividades



¿Qué hacer durante todo el día?

Encontrar actividades, que las personas que padecen de la enfermedad de Alzheimer puedan hacer y les interese, puede ser un desafío. Hacer uso de las habilidades que la persona ya tiene generalmente da mejores resultados que tratar de enseñarle algo nuevo.

No espere demasiado. Las actividades sencillas son a menudo las mejores, sobre todo cuando en ellas se usan habilidades que la persona tiene en ese momento.

Ayude a la persona a iniciarse en una actividad, divídala en pequeñas etapas y elogie a la persona por cada paso que complete.

Esté pendiente de señales de agitación o frustración en cada actividad y pacientemente ayude o haga que la persona se ocupe en otra cosa.

Incorpore en su rutina diaria las actividades que la persona parece disfrutar e intente hacerlas a una hora similar cada día.

Aproveche los centros de servicios para el cuidado de adultos durante el día, los cuales proporcionan diversas actividades para la persona que sufre de la enfermedad de Alzheimer. La existencia de estos servicios también le da a las personas que cuidan enfermos la oportunidad de descansar temporalmente de las tareas asociadas con esta labor. Estos centros frecuentemente proporcionan transporte y comidas.

Enfermedad del Alzheimer - Comunicación

Tratar de comunicarse con una persona que sufre de la enfermedad de Alzheimer puede convertirse en un reto. Comprender y ser entendido puede ser muy difícil.

Escoja palabras sencillas, frases cortas y utilice un tono de voz amable y tranquilo.

Evite hablarle a la persona que sufre de la enfermedad de Alzheimer como si fuera un bebé o hablar de ella como si no estuviera allí.

Reducir las distracciones y los ruidos - como la televisión o la radio - ayudan a la persona a concentrarse en lo que usted le está diciendo.

Llame a la persona por su nombre, asegurándose antes de hablar que ella le esté prestando atención.

Permítale que se tome el tiempo suficiente para responder. Tenga cuidado de no interrumpirle. Si la persona con la enfermedad de Alzheimer está esforzándose para encontrar una palabra o comunicar un pensamiento, trate amablemente de  proporcionarle la palabra que está buscando.

Trate de presentar las preguntas e instrucciones de una manera positiva.

Enfermedad del Alzheimer - Reaccionando ante el Diagnóstico

Descubrir que un ser querido tiene la enfermedad de Alzheimer puede ser estresante, aterrador y abrumador. Las siguientes sugerencias le pueden ayudar para empezar a enfrentar la situación:

Hágale al médico todas las preguntas que usted tenga sobre la enfermedad de Alzheimer. Averigüe sobre los tratamientos que puedan obrar mejor para aliviar los síntomas o manejar los problemas de conducta.

Póngase en contacto con organizaciones tales como la Asociación para la enfermedad de Alzheimer (Alzheimer’s Association) y el Centro de Educación y Referencia de la Enfermedad de Alzheimer (Alzheimer’s Disease  Education and Referral [ADEAR] Center) para obtener más información acerca de la enfermedad, opciones de tratamiento y recursos para la atención de los enfermos.

Algunos grupos comunitarios le pueden ofrecer clases para enseñarle cómo atender al enfermo, cómo resolver problemas y habilidades para manejar la situación.

Busque un grupo de apoyo en el que usted pueda compartir sus sentimientos y preocupaciones. Los miembros de los grupos de apoyo tienen a menudo ideas útiles o conocen recursos prácticos basados en sus propias experiencias. Los grupos de apoyo en Internet permiten que las personas que atienden a enfermos puedan recibir apoyo sin tener que salir de la casa.

Analice su jornada diaria para identificar si usted puede desarrollar una rutina más fácil. Si hay momentos  durante el día en que la persona con la enfermedad de Alzheimer está menos confundida o coopera más  fácilmente, planee su rutina para sacarle el mayor provecho posible a esos momentos. Recuerde que la manera cómo la persona se desempeña puede cambiar de un día para otro, así que trate de ser flexible y adapte su rutina en la medida que sea necesario.

Considere la alternativa de utilizar centros para el cuidado diario de adultos o servicios que permiten un descanso de las diarias exigencias de atender un enfermo. Estos servicios le permiten descansar, sabiendo que mientras tanto la persona que sufre esta enfermedad está siendo bien cuidada.

• Comience a hacer planes para el futuro, estos pueden incluir poner en orden los documentos financieros y legales, investigar sobre opciones de cuidado a largo plazo y determinar qué servicios cubre el seguro de salud y Medicare.

Consejos para Quienes Atienden Personas con la enfermedad de Alzheimer.

22 febrero 2006

Guía para Quienes Cuidan Personas con la Enfermedad de Alzheimer (II)

El Baño

Mientras que para algunas personas con la enfermedad de Alzheimer no les es molesto tomar un baño, para otras es una experiencia que produce confusión y miedo. Planear por adelantado puede ayudar a que el momento del baño sea mejor tanto para el paciente como para usted.
* Planee el baño o la ducha para la hora del día en que la persona está más tranquila y positiva. Sea consistente, intente desarrollar una rutina.
* Respete el hecho de que el baño produce miedo y es incómodo para algunas personas con la enfermedad de Alzheimer. Sea amable y respetuoso, tenga paciencia y calma.
* Dígale a la persona lo que usted va a hacerle, y paso por paso permítale hacer por si misma todo lo que le sea posible.
* Prepárese con anticipación. Asegúrese, antes de empezar, que usted tiene listo en el baño todo lo que necesita, prepare el baño por adelantado.
* Tenga en cuenta la temperatura del baño, si es necesario, caliente de antemano el cuarto y tenga cerca toallas extras y una bata de baño. Pruebe la temperatura del agua antes de empezar el baño o la ducha.
* Reduzca los riesgos utilizando una ducha de mano, un asiento para la ducha, barras para agarrarse y alfombras no resbaladizas para la bañera. Nunca deje sola a la persona en el baño o en la ducha.
* Trate un baño con esponja; el baño pudiere no ser necesario todos los días. Un baño con esponja puede ser efectivo entre la ultima ducha o baño dado al paciente y el próximo que se le va a dar.

Guía para Quienes Cuidan Personas con la Enfermedad de Alzheimer

Introducción

Cuidar en la casa a una persona que padece de la enfermedad de Alzheimer es una tarea difícil y puede volverse a veces agobiante. Cada día trae nuevos desafíos en la medida en que la persona que atiende a un enfermo tiene que enfrentarse a los cambios en el nivel de capacidad y en los nuevos patrones de conducta del enfermo. Las investigaciones han demostrado que las personas que se dedican a esta clase de atención tienen frecuentemente mayor riesgo de sufrir depresión y otras enfermedades, sobre todo si no reciben un apoyo adecuado de la familia, los amigos y la comunidad.

Uno de los mayores problemas que enfrentan las personas dedicadas a estos cuidados es el comportamiento difícil de las personas que están atendiendo. Actividades básicas de la vida diaria tales como bañarse, vestirse o comer frecuentemente se convierten en tareas difíciles de manejar tanto para la persona con la enfermedad de Alzheimer como para quien la atiende. Planear las actividades del día puede facilitar las tareas de las personas que se dedican a estos cuidados. Para muchas de estas personas, es necesario utilizar estrategias para el manejo de conductas difíciles y situaciones estresantes. La siguiente es una lista de sugerencias para enfrentar dificultades en la atención de una persona que sufre de la enfermedad de Alzheimer.

Reaccionando ante el Diagnóstico

Descubrir que un ser querido tiene la enfermedad de Alzheimer puede ser estresante, aterrador y abrumador. Las siguientes sugerencias le pueden ayudar para empezar a enfrentar la situación:

Hágale al médico todas las preguntas que usted tenga sobre la enfermedad de Alzheimer. Averigüe sobre los tratamientos que puedan obrar mejor para aliviar los síntomas o manejar los problemas de conducta.

Póngase en contacto con organizaciones tales como la Asociación para la enfermedad de Alzheimer (Alzheimer’s Association) y el Centro de Educación y Referencia de la Enfermedad de Alzheimer (Alzheimer’s Disease Education and Referral [ADEAR] Center) para obtener más información acerca de la enfermedad, opciones de tratamiento y recursos para la atención de los enfermos.

Algunos grupos comunitarios le pueden ofrecer clases para enseñarle cómo atender al enfermo, cómo resolver problemas y habilidades para manejar la situación.

Busque un grupo de apoyo en el que usted pueda compartir sus sentimientos y preocupaciones. Los miembros de los grupos de apoyo tienen a menudo ideas útiles o conocen recursos prácticos basados en sus propias experiencias. Los grupos de apoyo en la Internet permiten que las personas que atienden a enfermos puedan recibir apoyo sin tener que salir de la casa.

Analice su jornada diaria para identificar si usted puede desarrollar una rutina más fácil. Si hay momentos durante el día en que la persona con la enfermedad de Alzheimer está menos confundida o coopera más fácilmente, planee su rutina para sacarle el mayor provecho posible a esos momentos. Recuerde que la manera cómo la persona se desempeña puede cambiar de un día para otro, así que trate de ser flexible y adapte su rutina en la medida que sea necesario.

Considere la alternativa de utilizar centros para el cuidado diario de adultos o servicios que permiten un descanso de las diarias exigencias de atender un enfermo. Estos servicios le permiten descansar, sabiendo que mientras tanto la persona que sufre esta enfermedad está siendo bien cuidada.

Comience a hacer planes para el futuro, estos pueden incluir poner en orden los documentos financieros y legales, investigar sobre opciones de cuidado a largo plazo y determinar qué servicios cubre el seguro de salud y Medicare.