Uno de cada cuatro ancianos vive solo durante todo el año -más de un millón según Cruz Roja Española-, soledad que se acrecienta durante los meses de verano, época del año en la que aumentan los ingresos en las residencias de la tercera edad y en las urgencias de los hospitales.
'Es el momento más vulnerable, cuando la soledad se hace más evidente', declaró a EFE Catalina Alcaraz, técnico del Programa de Personas Mayores de Cruz Roja Española, quien reconoce que en muy contadas ocasiones se denuncian las situaciones de abandono. 'Porque eso significa -dice- denunciar al propio hijo, a la propia familia'.
'O se disculpa o se oculta', comentan en Solidarios para el Desarrollo. 'Recurren a múltiples excusas, como que no quieren molestar a la familia o simplemente que no les apetece salir de vacaciones', destacan en esta ong creada al amparo de la Universidad Complutense y en la que colaboran como voluntarios unos dos mil estudiantes y un número también importante de jubilados con ganas de ayudar a otros jubilados.
Para José Ramón Solanillas, responsable del programa de mayores de Cáritas Española, los casos de abandono, en éste o en cualquier otro momento, 'son aislados', aunque siempre trágicos. 'Son muchos menos que hace unos años', porque las familias tienen ahora más ayudas. 'No es un problema social grave', dijo a EFE.
Ignacio Fernández-Cid, presidente de AMRTE, la Asociación Madrileña de Residencias de Tercera Edad y Centros de Día, que representa aproximadamente al 74% del sector, cree que 'en ningún momento debemos pensar que las familias aparcan al abuelo o se lo quitan de encima en vacaciones cuando lo dejan en una residencia'.
Begoña Gutiérrez, asistente social y vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, opina desde su experiencia que los abandonos en verano 'sufren un ligero incremento, pero -advierte- no son tantos como la leyenda urbana asegura'.
MAS DE 7 MILLONES DE ANCIANOS
Según el informe 'Las personas mayores en España 2006' y la Encuesta de Condiciones de Vida de las Personas Mayores del Imserso, en España hay más de 7,3 millones de personas con más de 65 años -el 16,7% de la población, porcentaje muy similar al de Francia, Italia, Alemania o el Reino Unido-. Uno de cada cinco vive solo. 'Muchos, por voluntad propia', advierte Begoña Gutiérrez. 'Lo ideal sería -agrega- que cada anciano viviera donde y con quien quisiera, pero siempre con ayuda'.
Más de la mitad considera que los hijos cuidan hoy de sus padres peor que generaciones anteriores. 'La estructura familiar ha sufrido en veinte años tal transformación -apunta Catalina Alcaraz- que ahora ese cuidado es más complicado'.
'Las familias -justifica la técnico de Cruz Roja Española- son menos numerosas, las viviendas más pequeñas, la mujer, que tradicionalmente atendía a los mayores, trabaja ahora fuera de casa...'. 'Esto ha sido determinante para agravar el problema', según la vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Otro factor a tener en cuenta es que hay más ancianos, porque vivimos más años, ya que la esperanza de vida de los españoles es de 79,7 de media. Son más también los que sufren problemas de movilidad y pluripatologías, riesgos añadidos que incrementan la vulnerabilidad.
En caso de no poder valerse por sí mismos, revelan los informes citados, el 77,1% prefiere permanecer en su domicilio, con atención y cuidados, el 10,6% viviría con los hijos y tan sólo un 4,5% se iría a una residencia.
El 35% de los mayores de 65 años vive con algún hijo, y en el caso de no convivir con ellos cuatro de cada cinco mantiene contactos semanales o viven cerca. Sólo el 0,6% rota periódicamente por las casas de sus hijos u otros familiares.
CONCEPTO DE FAMILIA MUY ARRAIGADO
En España 'el concepto de familia está muy arraigado todavía', dice Begoña Gutiérrez. Ello explica que el 70% de las familias cuide a sus mayores, frente al 40% de otros países europeos. 'Pero la distancia se acorta progresivamente', añade.'No hay voluntad de no cuidar a los ancianos. El problema es que las circunstancias, la vida que llevamos, cada vez nos lo pone más difícil. Nuestros ancianos pertenecen a una generación que cree, porque así lo hicieron ellos con los suyos, que la familia debe cuidarles. No se adaptan a la realidad actual. Es entonces cuando surge el conflicto. Porque además la mayoría teme ir a una residencia, que entiende como un abandono, porque las ven como un asilo', continúa Begoña Rodríguez.
En verano, los teléfonos de Solidarios para el Desarrollo reciben el triple de llamadas de ancianos que demandan atención y compañía.
'Si en otra época del año son tres o cuatro de media al día, en julio y agosto se multiplican por tres', advierten en la ong.'Suelen llamar ancianos que normalmente, durante el resto del año, están atendidos por familiares o vecinos, y que se han quedado solos porque quien les cuida se ha ido de vacaciones. Incluso, aunque no es lo normal, algunas familias nos llaman antes de irse para que nos hagamos cargo de sus ancianos'.
Los voluntarios de esta ong hacen compañía a los abuelos en sus domicilios, 'charlan con ellos unas horas, les leen el periódico o un libro', les acompañan al médico o a la compra, 'o simplemente les llevan de paseo al parque'.
Solidarios para el Desarrollo, que opera en Madrid, Sevilla, Granada, Murcia, Jaén, Vigo y La Coruña, y que atiende una media anual de 500 casos, trata sobre todo el plano afectivo, para hacer más llevadera esa soledad impuesta por las circunstancias.
MAYOR DEMANDA DE TELEASISTENCIA
En verano aumenta considerablemente la demanda de teleasistencia domiciliaria, 'porque los ancianos se sienten más solos, pero también menos seguros', recalca Catalina Alcaraz, y las inscripciones en iniciativas como 'Ola de calor', impulsada por Cruz Roja para prevenir problemas de salud entre este colectivo.
Si hace un año hubo unas 900 nuevas solicitudes, este verano, y a pesar de que las temperaturas no están siendo muy altas, se han alcanzado las dos mil, 'un síntoma más de la gravedad del problema de soledad que hay'.'En muchos casos, el problema no es tanto la salud, como que no tienen con quien hablar durante todo el día', comenta Catalina Alcaraz.En las urgencias de los hospitales de la red pública también aumentan los ingresos de personas mayores por estas fechas. Por ejemplo, en el madrileño de La Paz entre julio y septiembre de 2006 las atenciones por urgencias a mayores de 75 años supusieron el 18,4% del total, casi cinco puntos más que en el resto del año (13,6%).
Varias causas explican ese aumento, según el doctor Francisco Arnalich Fernández, jefe del servicio de urgencias del citado hospital, como el calor, problemas en la atención primaria y 'situaciones familiares'. 'El apoyo social a los mayores disminuye en esta época del año', recalca.La vicepresidenta de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología apunta además otra situación: las familias con ancianos en hospitales que, ante la necesidad de irse de vacaciones, plantean, sutilmente o sin sutileza, la posibilidad de demorar unos días el alta médica.