- Tener un sentido de la vida que le dé motivo o razón. Proponerse objetivos importantes que muevan a amar y crear, a querer existir.
- Es de importancia fundamental mantenerse activo física, mental y socialmente. Combatir la tendencia a la inercia, a la pasividad. El movimiento es vida y la inmovilidad acentúa el envejecimiento y conduce a la muerte.
- Realizar alguna tarea o trabajo de participación útil. Ocuparse de alguna actividad beneficiosa para los grupos de convivencia que proporcione el placer de realizarse y de contribuir al bienestar social.
- Cultivar alguna afición, o trabajo agradable, atento a que sea de interés para uno. La realización de tareas creativas, productivas, que resulten satisfactorias, “eutresantes”, mejoren el tono emocional y la calidad de vida.
- Mantener las capacidades intelectuales activas, entrenadas, con ejercicios de pensamiento creativo, como por ejemplo: pensar en varias formas de solucionar un problema, ver una cuestión desde distintos puntos de vista, generar nuevas ideas sobre una cuestión determinada, imaginar o inventar nuevos modos de usar las mismas cosas.
- Cultivar y mantener buenas relaciones humanas con las personas que nos rodean. Ser creativo: buscar e iniciar vínculos amistosos e idear nuevas formas que cambien y enriquezcan la convivencia cotidiana.
- Realizar un programa de ejercicios físicos diariamente o por lo menos tres o cuatro veces por semana, de una duración de 20 ó 30 minutos (gimnasia, caminatas, etcétera) preferiblemente vinculado a grupos cercanos o accesibles que realicen sesiones de tales ejercicios.
- Asumir una actitud optimista al enfocar los aspectos positivos de la realidad. Todo tiene sus partes buenas y malas. El sol tiene sus manchas pero también su luz esplendorosa. La misma luz solar, en las horas tempranas y tardías es beneficiosa, pero resulta perjudicial en las horas del mediodía.
- El teatro griego simbolizaba en la máscara alegre de la comedia y en la máscara triste de la tragedia, estos dos aspectos de la vida. La sabiduría aconseja que nos acostumbremos a ver el rostro amable de la realidad, conscientes de que existe el otro y que nos esforcemos por mejorarlo, pero disfrutando mientras tanto de la cara risueña.
- Adoptar la filosofía de creer en el mejoramiento humano, pero no pasivamente sino a través del esfuerzo y del trabajo. Creer que un mundo mejor es posible y que puede dignificarse la calidad de vida si la persona se afana y procura mantenerse en forma cumpliendo las orientaciones que la ciencia y la sabiduría recomiendan.
- Cumplir el rol principal de la tercera edad: trasmitir las experiencias y el saber acumulado a las nuevas generaciones a través de la convivencia y los diálogos con jóvenes en distintos ámbitos. Además ayuda al rejuvenecimiento el revivir las experiencias de esa etapa, que no desaparece sino que duerme y se reactiva con esos contactos. Mediante este legado de la vieja a la nueva generación, culminan los deberes de la vida y se ennoblece la tercera edad.
- Un factor muy importante para el mantenimiento de la salud integral es el espíritu, la moral, la actitud con que vivimos y hacemos las cosas. Investigaciones y evidencias crecientes revelan el hecho de que si una persona considera que la vida es estimulante, significativa, interesante, incitante y no aburrida y tediosa, si persiste en propósitos importantes y experiencias satisfactorias, “eutresantes”, su organismo funciona mejor, se acrecienta su salud física y mental, y resiste y vence a las enfermedades.
Diríamos que todo esto constituye un seguro de vida sin gasto alguno.
Como resumen, se pueden adoptar dos filosofías o actitudes fundamentales de las que dependen nuestro desarrollo y destino.
Una es el obstáculo principal que impide alcanzar y realizar una vida plena y feliz, o si se quiere, la condición necesaria para lograr una existencia deteriorada, enferma o pésima y consiste en adoptar la actitud negativa de decirle que NO a la vida, de odiarla, temerla o destruirla, lo que hacemos a veces sin darnos cuenta, inconscientemente, cuando no cumplimos o realizamos los principios y orientaciones expuestos, para mantenernos en óptima forma y funcionamiento.
La otra es la condición básica indispensable para funcionar y mantenernos en forma óptima en cualquier edad, y consiste en asumir la actitud afirmativa de decirle que SÍ a la vida, de amar, unirse, vincularse a la existencia plena, también en la tercera edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario