Desde la SEMEG se recomienda, igualmente, no desplazarse con aquellos ancianos que arrastran problemas cognitivos o alguna enfermedad mental, porque estas personas pierden sus puntos de referencia, se desorientan y pueden sufrir alguna crisis.
Los ingresos hospitalarios y la demanda en los servicios de Urgencias de personas mayores de 65 años en España suelen aumentar durante el verano entre un 20 y un 25 por ciento, porcentajes que se están manteniendo este año debido al intenso calor estival, según se ha constatado desde la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG).
Según esta Sociedad Científica, la mayoría de los casos que se atienden en estas fechas tienen que ver con cuadros de deshidratación severa, al tiempo que advierte de que es necesario prestar una especial atención a aquellos de nuestros mayores que ya padecen alguna afección cardiaca o pulmonar, entre otras, ya que las altas temperaturas los hacen más vulnerables.
El doctor Leocadio Rodríguez Mañas, geriatra del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid, considera que es fundamental prevenir estos golpes de calor y pide a las familias y a las personas encargadas del cuidado de los mayores que estén pendientes de cualquier signo externo o pauta anormal de comportamiento. “Los primeros síntomas que pueden encender la luz de alarma son un descenso en la actividad, menos movimiento”, según explica.
Para el doctor Rodríguez Mañas es esencial ser más precavidos, si cabe, entre los ancianos con alguna patología de base. “Por ejemplo, el tratamiento con diuréticos puede ser más peligroso, porque esta medicación aumenta la eliminación renal de líquidos”, dice.
En ese sentido, explica que hay una serie de normas básicas de fácil cumplimiento para evitar dolencias como el agotamiento, la insolación o el golpe de calor, mucho más severas si se producen en ancianos. “La personas mayores deben beber agua abundante, incluso aunque no se tenga sed; protegerse de la exposición directa al sol; vestir una ropa más clara o ligera y evitar los esfuerzos físicos de cualquier índole durante las horas con picos de calor más intensos”, argumenta Rodríguez Mañas.
Abandono de ancianos
Pero además de prevenir los problemas causados por las altas temperaturas –según datos del Ministerio de Sanidad en los dos últimos veranos fallecieron 35 personas a causa del intenso calor-, desde la SEMEG también se quieren abordar otras circunstancias que rodean a las personas mayores durante el periodo estival, como son los supuestos casos de abandono. Según el doctor Juan José Solano, presidente de la SEMEG, “esta relación causa-efecto es un mito”. “No existe un problema social, tal y como se ha querido reflejar en alguna ocasión, y las familias no dejan a sus mayores solos en una gasolinera con la llegada de las vacaciones”, sostiene.
Por el contrario, tal y como matiza el propio doctor Solano, algunas comunidades autónomas, como Andalucía o Madrid, entre otras, han fomentado programas y han creado centros para atender a los ancianos durante el verano (en nuestro saber muy escasos, para la gran demanda en este sector), con el objetivo de dar un respiro a las millones de familias que en España cuidan a sus personas mayores. “Estas residencias funcionan a la perfección y el anciano se siente plenamente integrado. Además, para estas familias disfrutar de las vacaciones y relajarse un poco es muy provechoso”, asegura.
Si, por el contrario, la decisión es viajar al lugar de descanso –playa o montaña- con la persona mayor no debería haber ningún problema. “Con tal de mantener los cuidados habituales y los preventivos ya mencionados buscar un cambio de aires es hasta positivo. No ocurre lo mismo, luego no es recomendable desplazarse, con aquellos ancianos que arrastran problemas cognitivos o alguna enfermedad mental, porque estas personas pierden sus puntos de referencia, se desorientan y pueden sufrir alguna crisis”, asegura.
Finalmente, para Juan José Solano es vital no aislar en un problema estacional como el del calor el debate sobre las personas mayores. Para el presidente de la SEMEG, el fondo de la cuestión es mucho más importante. “España es el país más envejecido de toda Europa. Si hablamos de la prevención de las personas mayores durante el verano es porque el 18% de nuestra población tiene más de 65 años. Por ello, debemos ser capaces de reorientar y adaptar los servicios y las necesidades de los mayores, porque ellos son los principales usuarios del sistema sanitario”, explica.
“El objetivo –concluye el doctor Solano- es mejorar la atención a través de unidades geriátricas y de recuperación funcional o media estancia y no se trata de incrementar el gasto o modificar los recursos”.