04 mayo 2006

Un joven de Getafe, idea un dispositivo para evitar atropellos mortales en la carretera

El joven Abraham Gascón, de sólo 20 años de edad, ha patentado un dispositivo de señalización automatizado para el coche ideado por él mismo con el que pretende evitar muertes como la de su padre, quien fue arrollado en noviembre del 2002 por otro vehículo cuando salía a ayudar a las víctimas de un accidente del que fue testigo.

Las circunstancias que rodearon la muerte de su padre hicieron que a Abraham empezase a rondarle por la cabeza la idea de crear un sistema capaz de eliminar los riesgos que afrontan los conductores cuando sufren una avería o accidente y tienen que abandonar su vehículo para colocar los triángulos de señalización. "No quería que otros pasasen por lo que mi familia y yo hemos pasado, porque no sabes lo que es esto hasta que no te toca", explicó. Pero en un principio el proyecto "cayó en saco roto". Sin embargo, la noticia de que varios agentes de la Guardia Civil habían sido atropellados de una forma similar en un control de carretera en marzo de 2005, le hicieron retomarlo, y a su decisión se sumó el apoyo que recibió de sus profesores y compañeros del colegio.

El fruto de su trabajo y dedicación es un dispositivo de señalización automatizado que consta de dos dispositivos. El primero se instala en la parte trasera del coche, en el espacio entre las dos ruedas, y consta de dos cilindros que suben y bajan una plataforma. En caso de accidente, desde el salpicadero se pulsa un botón que hace descender la plataforma hasta el suelo. A continuación, por control remoto y con la ayuda de una pantalla interior conectada a la cámara del dispositivo exterior, se desplaza la plataforma hasta el lugar indicado y otro cilindro hace que el triángulo de advertencia se despliegue.

El sueño de Abraham, que el pasado viernes 21 entregó su solicitud para el invento en la Oficina de Patentes y Marcas, es que en el futuro, la instalación de este dispositivo sea "obligatoria" en todos los vehículos. Pero para empezar confía en que algún fabricante llegue a interesarse por el invento, y se planteé incorporarlo a sus vehículos de forma seriada, lo que abarataría su coste, que, según sus cálculos, rondaría los 250-300 euros haciéndolo a título individual.

De momento, busca a alguien dispuesto a realizar un prototipo a tamaño real, porque él sólo tiene bocetos y dibujos sobre el papel, además de la memoria que tuvo que incorporar para presentarlo en la Oficina de Patentes, donde reconoció que se habían portado "muy bien" con él, y que le habían ayudado "mucho" para hacer realidad su proyecto.

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