11 enero 2010

El nuevo régimen del empleo doméstico se queda corto


El Gobierno de España anunciaba a finales de 2009 su intención de retomar el cambio del régimen laboral de las empleadas de hogar, que ya planteó en 2007 sin que se llegara a concretar entonces, y cuyo principal punto de interés sería la obligación para trabajadoras y empleadores de cotizar a la Seguridad Social desde la primera hora trabajada.

Ante esta posibilidad, tanto las asociaciones que representan al sector como los sindicatos dan muestras de un optimismo moderado, reconociendo que es un paso en la dirección correcta pero que todavía se queda corto respecto a las aspiraciones del colectivo.

En la provincia de Ciudad Real, quien más desconfianza muestra al respecto es la presidenta de la Asociación de Empleadas de Hogar, Magdalena López, debido al mal recuerdo que le dejó la primera vez que se propuso esta medida: “Creíamos que iba en serio”, dice, “pero aquello pasó”, dejándoles la conclusión de que la idea era “totalmente electoralista”.

El anuncio llegaba además después de que la asociación hiciera llegar a la directora del Instituto de la Mujer, Concha Tolosa, un proyecto de transformación del régimen laboral de las empleadas de hogar, para que lo hiciera llegar al Gobierno regional; Tolosa les informó posteriormente “que lo habían recogido y todo eso, pero que no se había movido nada”. De ahí que la reacción de López a la propuesta gubernamental sea la de considerarla “fenomenal, si se llevara a cabo”.

UGT y CC OO

En UGT, la noticia se recibía con algo más de optimismo, sin dejar de reconocer sus defectos. El secretario provincial del sindicato, Juan Jiménez Contreras, explicaba que lo consideran un paso en la dirección correcta, pero que “hay que ir intentando que tanto los trabajadores del hogar como los del régimen especial agrario se pasen al régimen general”.

En el mismo sentido se expresaba su homólogo en Comisiones Obreras, Felipe Pérez: “Lo que defendemos es la desaparición de los regímenes especiales”, afirma, “por una pura razón de equidad”, dado que “otros trabajos también tienen circunstancias especiales, y eso no genera ningún tipo de especialidad en el régimen de jubilaciones o de cobro de prestaciones de cualquier tipo”.

Entre las “especialidades” que conservará reste régimen frente al general, destacan dos: el tipo de cotización a la Seguridad Social, que empezará siendo del 22% para luego ir subiendo al 28,3% del régimen general, y la regulación del contrato verbal, que permite al empleador establecer un período de prueba de dos meses. Jiménez Contreras comprende el primer aspecto, como parte de la adaptación de un régimen a otro, pero critica el segundo, por considerar que la cualificación profesional no es suficiente para exigir más allá de los 15 días habituales.

Lo que aún queda por hacer

Ese es uno de los aspectos sobre el que los sindicatos centrarán su acción en favor de las empleadas de hogar en el futuro, adelanta el secretario provincial de UGT. Otros son el del pago en especie (alojamiento y manutención) de parte del sueldo y la igualación de la indemnización por despido a la que reciben el resto de trabajadores.

A esto añade Felipe Pérez la lucha contra el fraude que supone contratar a empleadas de hogar para hacerles desarrollar funciones relacionadas con la dependencia, para así ahorrarse lo que costaría contratar a un trabajador especializado en estos temas; algo que se podría evitar, subraya de nuevo, si las empleadas de hogar estuvieran en el régimen general.

Por su parte, Magdalena López enfatiza la necesidad de concienciar a las trabajadoras de estos derechos mediante cursos y jornadas, ya que muchas prefieren trabajar en situaciones de economía sumergida por ganar un poco más de dinero.

Fuente: eldiariodeciudadreal.com

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