18 agosto 2006

Cuidar la espalda en el Servicio Domestico


La mejor medicina es la prevención.

Todos somos anatómicamente iguales: todos tenemos unos doscientos huesos y más de cuatrocientos músculos, que forman cuerpos diseñados según un único esquema. ¿Y por qué a unos nos duele la espalda y a otros no?

Existen numerosos factores que van influyendo sobre nuestro cuerpo a lo largo de los años, haciendo que los problemas de espalda aparezcan más frecuentemente:

  • Los factores genéticos
  • El mal uso de la espalda
  • La edad, la falta de ejercicio
  • El estrés
  • La obesidad
  • La osteoporosis
  • Las malas posturas
  • La artrosis, etc.

Algunas de estas causas son inevitables. Pero hay otras que sí podemos prevenir. Ésta es la buena noticia: Puedes evitar futuros problemas de tu espalda.

Para conseguirlo, sólo tienes que concienciarte y adquirir unos sencillos hábitos diarios:

  • Mantén siempre una postura erguida: tu espalda estará más sana (y además tu figura mejorará automáticamente)
  • Cuando levantes pesos, usa tu espalda correctamente: la mantendrás joven mucho más tiempo
  • Refuerza tu espalda de forma natural practicando unos sencillos ejercicios diarios
  • Mantén una postura erguida durante el resto del día: tu espalda estará más sana (y además tu figura mejorará automáticamente).

Recuerda:

La clave está en la prevención. Cuantos más factores de riesgo elimines de tu lista, menos boletos tendrás para que te toque padecer problemas de espalda.

Las claves para el Servicio Domestico

Las personas que trabajan de pie suelen acumular tensiones en el cuello, en los hombros y en la parte baja de la espalda. Estas tensiones, acentuadas por el paso del tiempo, pueden producir molestias y lesiones crónicas.

Si quieres evitar la aparición de tensiones en tu cuello, en tus hombros y en la zona lumbar de tu espalda, lo tienes muy fácil. Sólo tienes que prestar atención a un breve listado de normas básicas:

  • Mantén siempre una postura erguida
  • Adopta la postura ideal para trabajar de pie
    • Sobre una superficie horizontal: cocinar, planchar...
    • Sobre una superficie vertical: limpiar cristales...
    • A la altura del suelo: barrer, pasar la mopa...

Si sigues estas pautas día a día, no sólo evitas molestias pasajeras, sino que además previenes la acumulación de tensiones y la aparición de lesiones a largo plazo.

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