02 enero 2007

20 años de servicio doméstico

El 31 de diciembre cumple 20 años completos de vigencia el decreto por el que se regula la relación laboral de carácter especial del Servicio del Hogar Familiar. La norma pretende ordenar una vinculación contractual muy especial que se basa en la "mutua confianza entre las partes", y quiere articular unas circunstancias sociales, que suponían, los redactores del decreto, inamovibles: el centro de trabajo es el domicilio familiar por lo que los trabajadores permanecen aislados y son fácilmente ocultables; el empleador es siempre una persona particular por lo que no hay negociación colectiva, ni es obligatorio el contrato escrito; el trabajador, la mayoría de las veces trabajadora, ocupa un lugar en el contexto de relaciones sociales en el interior del hogar, al que no es ajeno el valor social de "hacerse servir", y que le imponen polivalencia de funciones y permanencia continuada más allá de la jornada laboral máxima.

Además, la cotización a la Seguridad Social es fija, de tipo único aunque se trabaje a tiempo parcial, y la pueden hacer efectiva el empleador o el trabajador en su propio nombre, en ningún caso se tiene cobertura por desempleo, el salario en especie puede llegar al 45%, se recibe una sola paga extraordinaria al año dividida en dos mitades, la indemnización por despido es mínima, la incapacidad laboral no se reconoce hasta los treinta días de baja, se descansa 36 horas semanales, sólo 24 de ellas continuadas, la antigüedad no se remunera hasta después de tres años de permanencia en la misma casa y la jubilación anticipada es posible únicamente en circunstancias excepcionales.

La norma que nació como muy necesaria ha devenido en aberrante. Reformar el decreto resulta imprescindible, un trabajo doméstico bien regulado permitirá al empleador contratar los servicios profesionalizados más adecuados a sus necesidades y, si procediese, disfrutar de beneficios fiscales por la creación de empleo, y a los trabajadores gozar de la protección social suficiente, convirtiéndose entonces en un empleo digno para ambas partes.

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