09 agosto 2006

Guarderías 24 horas


Su demanda es escasa y se reparte entre padres con horarios de trabajo nocturnos o que salen una noche durante el fin de semana

Los hoteles infantiles o guarderías 24 horas surgieron para atender una demanda que en España aún está en fase de desarrollo. La idea es que los padres que trabajan de noche, a turnos o quieren salir a cenar durante el fin de semana puedan dejar a sus hijos e hijas en manos de profesionales y bien atendidos. La expansión de estas escuelas, sin embargo, es muy lenta debido al elevado coste que supone el servicio y porque los niños no siempre aceptan de buena gana quedarse a dormir con desconocidos. Es necesario un periodo de adaptación al personal del centro. Por ello, para ocasiones esporádicas, los expertos en educación infantil recomiendan las ludotecas, cuidadores conocidos por el niño y, por supuesto, los abuelos, que destacan como una importante fuente de cariño.

Escasa demanda

Los denominados hoteles infantiles o guarderías 24 horas, que abren sus instalaciones durante todo el día, resultan una alternativa muy atractiva para los padres y las madres con horarios de trabajo nocturnos o que desean salir la noche del fin de semana y no tienen con quién dejar a sus hijos.

Sin embargo, aunque esta idea pueda parecer original ya se puso en marcha en España hace algunos años, en la actualidad apenas hay guarderías con esta filosofía porque tampoco existe una gran demanda. Según el presidente de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles, Juan Sánchez, “las guarderías 24 horas han dado mal resultado porque se trata de un servicio prestado por centros privados, que generalmente supone un importante desembolso económico para los padres”. Asimismo, reconoce que, “cuando salen la noche del sábado, los padres prefieren dejar a los hijos al cuidado de un familiar o una cuidadora profesional”, aunque destaca la importancia de que los pequeños acudan a centros de educación infantil para que se socialicen e interrelacionen con otros niños de su edad. “La personalidad se forma en los primeros años y tiene que fijarse en confrontación con la de otro niño”, explica. Es bueno, añade, que el niño, una vez cumplido un año, acuda a un centro, pocas o muchas horas, porque va a favorecer su desarrollo psicológico.

La incorporación de la mujer al mundo del trabajo ha creado nuevas necesidades en los padres, que requieren dejar al niño en el centro un mayor número de horas. En este sentido, Juan Martín, asesor de la Asociación de Centros de Educación Infantil de Madrid, señala que la experiencia de las guarderías 24 horas se ha reciclado en guarderías con un horario de apertura más prolongado, de siete de la mañana a nueve de la noche, “porque puede haber niños que no acudan al centro por el día, pero sí lo hagan a partir de las tres de la tarde y necesiten quedarse allí varias horas”. Asegura que con esta fórmula se obtienen mejores resultados que con la apertura ininterrumpida, tal y como confirman también desde la guardería El Petit Lord de Girona, un centro que tuvo que dejar de ofrecer este servicio hace más de dos años porque la gente apenas lo usaba. “Abrimos como escuela infantil hotel, pero este sistema en España no funciona porque no hay peticiones, los padres prefieren dejar al niño con la abuela u otro familiar antes que en un centro”, remarca asimismo la directora del centro de educación infantil Paides, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), Gloria Rodríguez-Pina.

No obstante, no todo son opiniones en contra de este tipo de guarderías. Pilar Vera, directora de la Escuela Infantil Genios, en Alicante, defiende este servicio que ella misma ofrece desde hace tres años “con una buena acogida por parte de los padres”. A su juicio, sí que existe demanda porque hay necesidad de conciliar la vida familiar y laboral, aunque subraya que el problema del fracaso de este sistema está en el enfoque. “Si la guardería permite que un niño se quede un rato por la tarde mientras los padres están de compras o una noche que salen a cenar, es muy probable que el pequeño no conozca o no esté adaptado al personal y que, por lo tanto, se quede llorando. Si cuando los padres vuelven a recogerlo, el niño sigue llorando, no lo dejarán la próxima vez”. Vera propone que las guarderías 24 horas sólo admitan a niños matriculados en la escuela, que conocen al personal y están acostumbrados a dormir en una cuna y jugar con los mismos compañeros. “Es lo que hacemos en nuestro caso, sólo atendemos a niños que están matriculados durante el día y, de manera puntual, necesitan quedarse a dormir una noche porque sus padres están de viaje, trabajan a turnos o han salido a cenar. Ni siquiera admitimos a los amigos de esos niños si no les conocemos, porque seguramente se quedarán llorando y molestarán a los otros”, advierte.

Se trata de establecer unas normas y conseguir que todos las cumplan: “Hasta las diez de la noche los niños pueden salir de la guardería en el momento que los padres quieran, pero a partir de esa hora, por la comodidad del niño y la seguridad de la escuela, debe permanecer con nosotros, por lo menos, hasta las siete y media de la mañana. A esa hora, la escuela vuelve a abrir y los padres pueden venir a recoger a su hijo, ya que si lo hicieran durante la noche le cortarían el sueño o podrían despertar a los otros niños”, aclara la directora de Genios. La idea, por lo tanto, es que las guarderías 24 horas ofrezcan horarios flexibles, pero sin perjudicar el correcto desarrollo del niño. Para ello, cada pequeño debe contar con un programa educativo individualizado, que atienda sus necesidades específicas y las de los padres, a los que se debe facilitar la conciliación de trabajo y vida privada. “Pretendemos que sean los padres los que se adapten a los horarios escolares, pero deberíamos plantearlo al contrario si de verdad apostamos por la conciliación”, resume Vera.

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